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Lunes, 16 de agosto de 2021
Al regresar de Mallorca me ponen la vacuna de Pfeizer. Poca reacción, escozor en el brazo y algo de dolor de cabeza. Pero. Peculiares sueños. Que iba en un trasatlántico por el Sena, el trasatlántico de Amarcord. El trasatlántico de Amarcord y la Gradisca a mi lado con su boina roja. Que estaba en una ciudad de calles trémulas y conocí a un señor mayor que cargaba un libro enorme y caminamos juntos y conversamos, pero no me quiso decir de qué trataba el libro, pesaba una enormidad el libro y me ofrecí a ayudarlo a transportar la pesada carga pero no me lo permitió. Debo hacerlo solo, soy solo, arguyó. Más tarde, caminaba por la ciudad de calles trémulas con Espada, yo vestido y Espada desnudo, Espada llevaba el pelo cortado al rape y le quedaba bien y se lo dije pero de que fuera desnudo no le dije nada porque era de lo más normal en el sueño, aunque pensé (al despertar), lo lógico sería que fuese al revés Espada vestido y yo desnudo, pero no hay lógica en los sueños como se sabe. Y el famoso badajo se balanceaba de un lado a otro con gran elegancia y emitía una musiquita que llamó la atención de una pareja sentada en el suelo al borde de la acera, ella bella y carnosa y boca, como me gustan, y él hermoso rasgos helenos masculino y tórrido a mis ojos. Y Espada se detuvo junto a ellos y musitó algo acerca de la verdad que buscaba y no alcancé a escuchar lo que respondió la pareja y entonces hice un gesto a mi amigo para que reiniciáramos la marcha pero dijo no, me quedo, y se quedó y yo seguí mi camino por aquellas calles trémulas.