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Jueves, 24 de junio de 2021
San Juan. En la pavorosa, isla que produce (como se sabe) delincuentes, arrastrados tarados cobardes miserables oportunistas y mierdecillas en cantidades desproporcionadas, teniendo en cuenta su población, salíamos los muchachos con un muñeco construido con palos y ropa vieja ya para tirar (eso antes de que la Gran Revolución nos liberara de la ropa vieja ya para tirar) e íbamos en procesión haciendo bulla y bailando y cantando a san Juan y al final quemábamos el muñeco en algún descampado y al volver a casa lo hacíamos como purificados. Aquí no es nada así, aquí la gente se dedica a lanzar cohetes y bengalas y hacer estallar tracas y petardos y a comerse unos dulces tradicionales horrorosos como todo lo tradicional. Pasamos San Juan en casa de mi rubia favorita que lucía rutilante y sus pechitos y sus deliciosas artes culinarias y bebimos y reímos y sobre todo cantamos las canciones del Cuarteto Cedrón nuestras canciones emblemáticas marca de la casa y gran filosofía a la mierda los filósofos sobre todo los franceses y de esta gran noche de San Juan salió la idea de escribir un segundo volumen de memorias (el primero, Debajo de la mesa, me quedó muy bien, la verdad), los años de Miami y California y también un tercer volumen de mi vida en España ¡la verdad la verdad toda la verdad y nada más que la verdad! será la divisa innegociable de esas memorias y ahora pienso que el volumen de mi vida en España será muy interesante y hasta apasionante y sobre todo muy divertido de escribir.