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Miércoles, 26 de mayo de 2021
Se nos va Manuel Valls. Ay. Me uno al coro de plañideras. Qué oportunidad perdida. Estoy organizando una cohorte de llorones profesionales para ir a postrarnos a las puertas del palacio Valls y rogarle que se quede. Pero me temo que la cosa ya no tiene remedio. Valls, que vino a salvar España y Cataluña. Qué malagradecidos somos. ¡Un francés viene a hacernos el favor! Y nosotros, ay. Es cierto que cuando vino era (se sentía, ya nada es, todo se siente) español y catalán, pero cualquier idiota sabía que lo que venía era un francés. Ay, ay, qué desamparo se cierne sobre nosotros. Pero. Sólo queda llorar. Después de la mutación multimillonaria sufrida por Valls, mutación que consiguió que Valls volviera a sentirse francés, todo está perdido. Hay quien dice que el venir a España a hacer política no fue más que la precampaña de su regreso a la política francesa, y que la mutación multimillonaria sufrida por Valls fue tan cuantiosa que le permitirá pagarse su campaña francesa. No lo crean, son infundios, el mundo está lleno de envidiosos e intrigantes.
Valls se va. Valls, el nacionalista francés que vino a luchar contra el nacionalismo catalán y español.
Qué jeta.