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Domingo, 14 de marzo de 2021

Me asomo a la ventana del baño de arriba y miro el Jardín y veo al gato amarillo tomando los primeros soles tendido en la cama elástica. No está allí pero mi cerebro recrea la escena tantas veces vista me pasa también con otros sitios donde el gato amarillo solía instalarse mi mesa de trabajo el butacón de leer la silla de la terraza o la rama del cerezo a la que trepaba, y me pasa lo mismo con los lugares de su agonía el lavamanos donde lo alimentaba a la fuerza o el escondrijo en la cerca donde se tumbaba a esperar que se abriera la puerta de acceso a la oscura pradera. Mi cerebro vuelve a ponerlo en estos sitios y cuando me pasa me quedo pensando en los motivos de mi cerebro ¿será puro azar químico o será algo que obedece a una piadosa voluntad química de atenuar mi tristeza? Qué enorme pregunta.

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© Juan Abreu, 2006-2019