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Miércoles, 10 de marzo de 2021

La chochocracia y el negrismo (formas de tribalismo) avanzan imparables y de alguna forma hay que defenderse. Como la meritocracia se va reduciendo a características raciales o de género, ajenas a juicios críticos, racionales, intelectuales o estéticos (caso destacado el de Amanda Gorman, cuyo mayor mérito como poeta es ser negra), he meditado al respecto con la seriedad que el caso merece y recordando a Shakespeare ¡brindémonos a la época tal y como ella nos ansía! ¿Y a qué conclusión he llegado? Bueno. Creo que los escritores blancos y machos, antes de extinguirnos, que a este paso será pronto, deben tribalizarse. La tribalización es imparable. Hay que admitirlo. Pero. Exijamos respeto y la mayor consideración para nuestra tribu. En primer lugar, por ser blancos, que no es poca cosa. En segundo lugar por ser hombres, es decir la punta de lanza de la Civilización. Y. Vayamos más allá. Reclamemos derechos basados en aspectos genéticos. Por ejemplo. El color y largo de nuestras blancas pollas. Qué tal si fundamos la tribu de los blancos polla blanca y blancos con pollones. No tenemos la suerte de ser negros o mujeres. Así qué. ¿El tribalismo pielnegra-chochoteta será el canon del mérito y la cultura en el futuro que se avizora? Pues fundemos nosotros la tribu de los blancos polla blanca y blancos con pollones. Y si hay que extinguirse, que así sea, pero hagámoslo en el campo de batalla y con nuestra hermosa polla blanca en la mano.

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© Juan Abreu, 2006-2019