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Sábado, 27 de febrero de 2021

Una entrevista con Emmanuel Carrère tan farsante como siempre que si Lenin (santocielo citar a Lenin) que si el yoga que si la mujer no le deja escribir de su vida (la vida de la mujer que es también la del escritor, naturalmente). Carrère es un buen escritor, pero no hay que creerle nada de su no-ficción es un cuento chino. Carrère siempre ha sido y es un escritor de ficción. Y un snob francés bastante estomagante. ¡El yoga! ¡Juramento hipocrático! Qué payaso. No. Huevos. Si no hay huevos, es muy difícil. Yo tampoco los tengo. Léautaud, el maestro, fue quien más se acercó a la no-ficción, a la escritura veraz a la literatura no literaria. Se acercó, repito. Incluso a él, en ocasiones, le faltaron los huevos. Carrère, desde su primer libro hacía trucos de pura ficción y engordaba las ventas y su cartera con la no-ficción. No me parece mal. Todo ese mundo es farsa y rimbombancia pero de algo hay que vivir. Luego, la mujer le hizo firmar un contrato. No puedes poner que me gusta que me la metan por el culo o que sueño que me viola un gorila, o que te racionaba el acceso a mi chocho para castigarte; cosas de ese estilo, supongo. ¿Qué tipo de escritor firma un contrato así? Se los diré en mi refinado estilo: un mierda.

En fin, lo que quería decirles es que leída la entrevista con Carrère corrí a releer a Gombrowicz es el mejor sistema lo recomiendo mucho cuando te infectas leyendo lo que dice un payaso farsante como Carrère, corres a desinfectarte con un escritor de verdad, veraz quiero decir. Tan veraz que termina siendo un hombre libre.

“Y, por Dios, –no vacilo en confesarlo–, yo deseo zafarme tanto de vuestro Arte, como de vosotros mismos, ¡pues no puedo soportaros junto con vuestro Arte, vuestras concepciones, vuestra actitud artística y todo vuestro medio artístico!”.

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