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Martes, 19 de enero de 2021
Comienzo a releer el Diario argentino de Gombrowicz. Un libro de culto para nuestro pequeño grupo en la isla pavorosa. Reinaldo lo tenía en gran estima. Lo habré leído hace cuarenta años, o más. Algunas cosas que dice de la juventud, no. Creo. Pero. Qué tono de gran escritor. Cómo escarba Gombrowicz en la grieta vívida. La literatura no es verdad ni es moral es grieta vívida.
“¿La guerra? ¿La caída de Polonia? ¿El destino de mis amigos, de mi familia? ¿Mi propio destino? ¿Podía preocuparme por eso de una manera, podríamos decir, normal, yo que estaba iniciado en todo ello de antemano, que lo había experimentado hacía ya tiempo?.. Sí, no miento al decir que desde hacía años convivía en mi interior con la catástrofe. Cuando aconteció me dije algo por el estilo: Ah, así que al fin… Y comprendí que había llegado el momento de aprovechar esa capacidad de lejanía y rompimiento en la que me venía ejercitando”.