4522
Martes, 29 de diciembre de 2020
Me gustaría también pintar un poco antes de reventar, mi soberbia es tan grande que estoy seguro de que podría pintar cien cuadros que me hicieran un lugar en la pintura no digamos en la pintura mundial pero al menos en la aldeana pintura de la isla pavorosa. Pero. No sé. Al final moriré en la encrucijada que me mostró mi querida Lydia Cabrera una tarde lenta en Miami: No se puede servir a dos dioses. Dijo. Bueno. Es posible. Pero yo lo seguiré intentando hasta el final porque la obstinación es la luz en las negras praderas.