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Domingo, 20 de diciembre de 2020
Ya es hora ¿no les parece? de dejar de andarse por las cobardes ramas y llamar a las cosas por su nombre. Si se rasca un poco y se deja uno de ficciones y de buenos deseos e intenciones y de voluntad de vivir juntos los distintos tralalá qué bonito, lo cierto es que los independentistas catalanes y vascos encabezan un proyecto etnicista. Y los respalda y vota un montón de gente. ¿Son mayoría? No. Pero eso carece de importancia. En cuarenta años nunca han sido mayoría, sin embargo han impuesto su proyecto etnicista a la mayoría no solo en sus provincias, sino en toda España. El etnicismo, sépanlo, no es más que el racismo de toda la vida, pero en plan posmoderno. Estos etnicistas o racistas posmodernos odian a los españoles porque les consideran inferiores. Quieren separarse para que no los confundan con la chusma española, no quieren ser libres, ya lo son, lo que quieren es librarse de la basura española. Métanse eso en la cabeza y déjense de la tontería de la convivencia (a la mierda la convivencia) o terminarán (no digo terminaremos porque yo escaparé a Portugal) gobernados por esos neo-racistas y viviendo como gente inferior en su propio país España (el único país que hay en España). Y con el tiempo, no lo descarto, terminarán de siervos de estos neo-racistas y se verán obligados a hablar las insignificantes jerigonzas vasca y catalana y a ponerse esas gorras como palanganas funerarias que usan los vascos o a encaramarse unos encima de los otros como los catalanes. O a cosas aún peores.