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Miércoles, 11 de noviembre de 2020
Vamos a una cena clandestina que ahora proliferan en Barcelona menos mal los restaurantes condenados a muerte por Pedro Coronavirus y su pandilla se rebelan ¡albricias! La entrada fue como de película norteamericana de cuando la ley seca se llegaba al restaurante desde la ciudad de calles desoladas por una especie de pasadizo camuflado y cuando ya estabas dentro del restaurante la vida bullía otra vez aunque con su distancia de seguridad y todo eso, cenamos y bebimos opípara y ricamente estamos aún muy lejos de rodear La Moncloa o el Congreso y obligar al siniestro Gobierno de Pedro Coronavirus a dimitir pero por algo se empieza ¡cenas clandestinas! qué erecciones bucales (me refiero a los efectos de la exquisita pitanza) qué abundancia qué caldos qué manjares qué estar en contra nunca se está suficientemente en contra qué duda hay la vida es meterse cosas en la boca.