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Martes, 10 de noviembre de 2020
Sin respeto no hay literatura. Sin miedo no hay literatura. Respeto y miedo son las principales reglas y el cauce que la sociedad moral espera y de alguna manera impone a la literatura y lo literario. He ahí la gran trampa de la literatura y de lo literario. Por eso no me gusta considerarme un escritor o un literato, sólo un hombre que escribe.