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Lunes, 24 de agosto de 2020
El problema Cayetana siempre fue un problema estético. Demasiado bella demasiado inteligente demasiada culta demasiado elegante demasiado brillante. La estética es la medida de toda luminosidad. Cayetana no tiene cabida en el mundo político español, tenebroso, bruto, feo, mediocre, vulgar. En cuanto fue nombrada todos (en primer lugar, los que la nombraron) comenzaron a conspirar en su contra. Reinaldo llamaba a este tipo de gentuza rastrera y en consecuencia peligrosa: “los encapuchados de siempre”. Florecen en todas las épocas y son los encargados de llevar la belleza la superioridad y la diferencia al patíbulo en nombre del reino de la vulgaridad y la grosería. Cayetana era un Modigliani en un basurero. Y era el pájaro pintado de Kosinski naturalmente.