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Martes, 9 de junio de 2020
“Los escritores de derechas, en su mayoría, se han eclipsado o han muerto. Todavía surgen algunos que tratan de hacer que se hable de ellos. Pero la vida es dura para estos jóvenes. A falta de una celebridad ya adquirida, necesitan arrastrarse para entrar en las casas editoriales o las revistas. Lógico, puesto que unas y otras, todas, son de izquierdas. No pocos se irritan a causa de semejante situación y, en pleno arrebato, redactan con pluma vindicativa libelos destinados a que salte por los aires la fortaleza de la nueva intelligentsia. Esta sopesa la obra, a veces la publica y, entonces, observa el espectáculo. Es, en efecto, divertido. La jauría de los críticos se lanza ávidamente sobre la infeliz y la despedaza a dentelladas diciendo que es una obra fascista. Si el autor tiene algún talento, emplean una táctica distinta: no se escribe una sola línea sobre su obra. El silencio es un arma terrible a condición de que sea prácticamente absoluto. Nuestro joven después de esta aventura, acaso comprenda que, para alcanzar el éxito en las bellas letras, no hay más remedio que ser miembro del partido intelectual”.
Termino el libro, tan vivo y actualísimo, de Suffert.