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Lunes, 8 de junio de 2020

En España impera ya el pensamiento grupal. Esto se nota sobre todo en la juventud progre española, mayoría. Hablar con un joven progre español es como hablar con todos. Usan el mismo pobre vocabulario y este pobre y vulgar vocabulario en el mismo tono ideológicamente subnormalizado. No nos dejemos engañar, toda esa juventud es Irene Montero, tía. La ciudadanía española, la única que existe, también mengua y es sustituida por el pueblo y los pueblos y sus sacralizados dialectos. Manada y tribu son las señas de identidad.

Por otro lado, que es el mismo, ayer fui a buscar a mi mujer y los perritos, habían salido a pasear y amenazaba lluvia. Estaban frente al mercado y en el lugar también encontré un grupo de alrededor de diez niñas (trece o catorce años a lo sumo) alborozadas y apiñadas. Puse atención y estaban preparándose porros con gran entusiasmo y naturalidad. Sumemos esa juventud porrera y botellón al pensamiento grupal la conversión del ciudadano en pueblo, la escolarización ideológica chochocrática y analfabeta y sumemos la relativización del concepto de propiedad privada mediante la legalización de la cultura okupa, y tendremos un panorama más o menos exacto de lo que se abalanza sobre España.

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