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Domingo, 7 de junio de 2020

Un día calmoso y luciente grandes quesos (franceses, italianos, austriacos) y grandes blancos y al final un rojo de enorme candor. Vinieron amigos y hablamos, quién escapa, del racismo americano algunos defendían que era institucional yo decía que no, y hablamos de amor de sexo y de la estupidez de los hombres y de literatura y de cine y de series y de ese tipo de cosas cobijados en un tibio sol. Eso fue ayer.

Hoy ya durante la noche comenzó la lluvia y las luces de la entrada de la casa que se apagan automáticamente al amanecer cuando llega la claridad del día continuaron encendidas. Me levanté de madrugada a orinar en los últimos tiempos orino mejor un buen chorro es curioso porque se supone que lo del mear vaya empeorando con la edad, también ya muy tarde serían como las dos la tenía algo morcillona sin motivo específico o eso creo con mi primer cerebro nunca se sabe pero al final no me hice una paja ni nada me acosté. Cuando me levanto a orinar ya no miro a ver si está la ballena en la piscina del vecino requiere un gesto mínimo sólo necesito girar un poco la cabeza pero no lo hago, sé que no vendrá y lo que es mucho peor ni siquiera puedo ya verla en las profundidades abisales esa luz materna en la nada inmensa.

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© Juan Abreu, 2006-2019