Juan Abreu
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Martes, 2 de junio de 2020
Siguen en USA las quemas racistas de negocios de ciudadanos blancos y los apaleamientos de ciudadanos cuyo crimen es ser blancos. He visto fotos de policías arrodillados ante las turbas. He visto líderes políticos y sociales y actores y gente así millonaria que, es evidente, se sienten culpables de ser blancos. Una actitud que debe ser más común, supongo, entre jóvenes a los que les han lavado el cerebro en las escuelas con las bazofias multiculturales y anticapitalistas haciéndoles sentir culpables por los abusos y crímenes de la esclavitud y del racismo en USA. Y esos jóvenes blancos, al menos en cierta medida, creen merecer los robos y apaleamientos que sufren estos días sus padres y abuelos, y ellos mismos.
Esto me ha recordado la actitud de los españoles con ETA y sus asesinos patriotas racistas vascos la actitud de los españoles fue bueno nos lo merecemos al menos un poco por franquistas y por fascistas. Basta repasar la prensa española hasta los años ochenta para constatar esto. Matan es verdad, pero. Y ese pero lo era todo.
Ahora en USA pasa un poco lo mismo. Las turbas bestializadas salen a robar y apalear y quemar. Y eso está mal, claro, pero. Es que han sufrido tanto. Es que los discriminan. Es que la esclavitud. Bueno, si hablamos de la esclavitud hay que decir también que los negros en África donde los cazaban ya eran esclavistas, esclavizaban a otros negros. Ningún norteamericano vivo de ningún color es culpable de la esclavitud, ni del racismo gubernamental que existió en USA, y no debe soportar estoicamente atropellos, como si lo mereciera. El único culpable de la muerte del ciudadano negro es el policía que lo mató (y sus compañeros que no hicieron nada por impedirlo). Lo mismo que el culpable de apalear a un ciudadano blanco es quien lo apalea, no todos los ciudadanos negros.
El racismo es aún un problema estadounidense (el racismo de blancos y negros; hay que ser un racista negro para apalear a un blanco sólo por serlo ¿no?), también lo es el envilecimiento izquierdista, anticapitalista, mujerista y relativista en las escuelas norteamericanas.
Que estas revueltas sucedan bajo la presidencia de Trump, un redomado imbécil además de un connotado subnormal, no ayuda, naturalmente.
