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Martes, 12 de mayo de 2020

En la India fui al mausoleo de Gandhi y eso que nunca me ha caído bien Gandhi por su gilipollez pacifista, pero fui. Hacía un calor siniestro en el lugar y estuve cagándome en la madre de Gandhi todo el tiempo que estuvimos allí. Después me enteré de la pedofilia de Gandhi y me cayó aún peor. A toda la basura izquierdista progresista mamalona y subnormal mundial y especialmente española le encanta Gandhi. Es lógico, la gilipollez mamalona hermana. Hablo de Gandhi porque me ha provocado una gran alegría lo que decía y pensaba y escribía Churchill de Gandhi. Y las cosas de las que me enterado sobre Gandhi leyendo el formidable libro de Andrew Roberts.

Sobre los famosos ayunos de Gandhi: “Ese farsante está resistiendo mucho más de lo que cualquiera hubiese considerado posible, tanto es así que cabe preguntarse si su ayuno es totalmente tal”. “Ese fakir” lo llamaba. Churchill estaba convencido de que los indios vivían y vivirían mejor bajo la tutela del Imperio Británico. Yo también.

Las hazañas de Gandhi (al margen de las pedófilas, sobre las que no tengo detalles) consistían básicamente en decir chorradas pacifistas y estupideces con las que arriesgaba el cuello de otros. A los etíopes los había animado a “dejarse degollar” por los italianos, puesto que Mussolini “no quería un desierto”. Su propuesta a los judíos era aún mejor. Tras la Noche de los Cristales Rotos les recriminó: “Si hubieran abrazado mi filosofía de la no violencia, lo que hoy se ha convertido en una degradante cacería de seres humanos, podría haberse transformado en la sosegada y resuelta resistencia de un conjunto de hombres y mujeres desarmados pero provistos de la fuerza que proporciona la capacidad de sufrimiento que en ellos ha puesto Jehová”. Esta gilipollez, según Gandhi, habría “obligado a los SS a valorar la dignidad humana”. A soltar este tipo de chorradas se dedicaba Ghahdi. La gente como Gandhi siempre ha hecho un gran daño a la Humanidad. Por otro lado, Gandhi era aún más estúpido en privado. En mayo de 1940 le comentó a un amigo: “No creo que Hitler sea tan malvado como lo pintan. Está demostrando poseer una habilidad pasmosa y parece que consigue sus victorias sin excesivo derramamiento de sangre”. Y a continuación elogiaba la “bravura y la devoción a la patria” de Hitler.

Por su lado, el “no tan malvado” Hitler, en un encuentro con Halifax en 1937, en el que el político inglés le comentó el problema que tenían los ingleses con Gandhi, fue muy claro respecto a la solución que habría que darse al asunto: “Péguenle un tiro a Gandhi”.

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