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Viernes, 6 de marzo de 2020
Termino de leer Peor que la guerra de Goldhager un libro terrorífico que pone de manifiesto la naturaleza malvada y siniestra de nuestra especie. El destino del hombre es desaparecer en algún grotesco estallido asesino. Será lo mejor. Aún de Goldhager me espera su libro sobre la complicidad de la Iglesia católica con los nazis, pero necesitaba un respiro. Así que me puse a leer Verdad y mentiras de la literatura de Stephen Vizinczey. Llevaba muchos años buscando este libro y al fin, gracias a los buenos oficios de mi amigo Sergio Campos, he podido comprar un ejemplar. Aún no lo he terminado, pero ya puedo decirles que Vizinczey es el ensayista más agudo y el crítico literario más lúcido que he leído nunca.
“Hay dos clases de literatura. Una ayuda a comprender, la otra ayuda a olvidar; la primera ayuda a ser una persona libre y un ciudadano libre, la otra ayuda a la gente a manipular a los demás. Una es como la astronomía, la otra es como la astrología”.
“Si los lectores se fijan en ello, descubrirán que una de las mentiras más frecuentes en literatura es la pretensión de que duele más maltratar, torturar o matar a alguien que ser maltratado, torturado o asesinado. El corolario es que las víctimas no ponen ninguna objeción. Al contrario: comprenden, simpatizan con sus torturadores, los respetan e incluso los aman (…) ¡Qué negación del instinto de vida! ¡Qué traición de la humanidad doliente! ¡Qué modo de romantizar la sumisión temerosa!”
Esto es, curiosamente, lo mismo que pensé yo cuando terminé de leer la novela Patria, de Fernando Aramburu.