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Miércoles, 26 de febrero de 2020
Barcelona se ha ido tercermundializando, cuando llegué a España en 1997 era una ciudad civilizada. El aumento de la vulgaridad es enorme y la urbanidad es una especie en vías de extinción. Donde yo noto más el tercermundismo colonizador sin embargo es conduciendo ya casi nadie pone los indicadores para girar y al entrar en cualquier rotonda hay que tener mucho cuidado no se respetan como antes los ceda el paso ni la prioridad del coche dentro de la rotonda. A veces voy al mercado conduciendo y tengo la impresión de estar ya en uno de esos países salvajes de Hispanoamérica o en la mismísima India. Uno sabe que ya no vive en una ciudad civilizada cuando la gente deja de respetar las señales de tráfico. Dentro de poco dejaremos de parar en los semáforos en rojo.