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Miércoles, 19 de febrero de 2020
Abandonen amigos los esfuerzos por atribuirme un bando u otro, sé que lo hacen con buena intención, pero yo no pienso en grupo y vengo del futuro de un país donde aprendí a distinguir y a identificar con la mayor claridad al enemigo y el enemigo en España es la izquierda, la izquierda es la carroña.
¿Quién lo hubiera dicho, no? Venimos de un país olvidado de la mano de Dios, donde no hay ninguna vida política, venimos con la sensación de ser pueblerinos que por azar se encuentran en la capital, y de pronto resulta que, políticamente, llevamos varias décadas de ventaja. Aunque entre nosotros haya gente con toda clase de preferencias políticas, nadie conseguirá ya repartirnos entre “bandos” distintos. Nos han curado de maravilla con sulfasina y con “picotas” de esta dicotomía. Conocemos un solo campo político, el de concentración, donde a todos se les da el mismo brebaje. Allí no hay nada a la derecha o a la izquierda, excepto la “zona prohibida”, donde los centinelas disparan sin avisar. Allí hemos aprendido a ver una sola lucha en este mundo, la de lo humano contra lo inhumano, de lo vivo contra la carroña. Todos tenemos nuestra responsabilidad en su desenlace.
Vladimir Bukovski