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Martes, 24 de septiembre de 2019

Termino por fin los Diarios de Sándor Márai. Es un libro de apenas doscientas páginas pero lo estoy leyendo hace años. ¿Cinco, diez? En la enfermedad y la agonía de la mujer de Márai dejé de leer y después intentaba volver a ese horror que Márai dejaba por escrito, pero no podía. E iba leyendo otros libros. Y así pasó el tiempo. Hasta que ayer me senté y lo terminé. Los Diarios comienzan en 1984 y concluyen con una única anotación de enero de 1989; pocas semanas después Márai se disparó en la cabeza. A partir de 1986 el libro es de una lucidez devastadora y de una valentía crucial. Márai se aleja de la literatura en las cercanías de la muerte y consigue instalarse en un espacio sin nombre (pavoroso para un escritor) fuera del alcance de la literatura: “La idea de la literatura me hastía. Las palabras no sirven más que para ocultar la realidad, no para revelarla. La realidad es otra cosa”.

En esa otra cosa vivió Márai al final.

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© Juan Abreu, 2006-2019