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Empequeñece el territorio de la libertad de expresión en España. Lo último es lo del famoso autobús y su mensaje gilipollas. Pero. En un país libre y democrático los gilipollas tienen derecho a existir y a expresarse sin temor. Sin temor a pujos políticamente correctos y a oportunismo político del peor, el que se pone de parte de los enemigos de las libertades ciudadanas. La libertad de expresión, por ejemplo. En democracia tienen derecho a expresarse libremente ¡también! los gilipollas, los groseros, los insultadores, los provocadores, la gente con mal gusto, los indecentes, y los nazis y hasta los comunistas. Y ya que hablo de nazis, el cierre de una librería en Barcelona y la persecución y el encarcelamiento de su dueño filonazi, es censura y es intolerancia y es pisotear la libertad de expresión y decomisar libros en esa librería fue un acto profundamente nazi de parte del Ayuntamiento de Barcelona. (Hace tiempo que tenía ganas de decirlo). En democracia no se decomisan libros ni se encarcela a las personas por sus ideas. Se decomisan libros y se encarcela a las personas por sus ideas en Cuba y en la Alemania de Hitler y en la Rusia de Stalin. La libertad de expresión protege también a los nazis (y a los comunistas, sus hermanos de sangre), por si no se habían enterado panda de censores y panda de encapuchados totalitarios. Y todo esa ridícula algarabía que han armado con el autobús que propaga sandeces que sólo degradan a quien las escribe, es una exageración, es una mentecatada y es censura. Y es una muestra ¡otra! de cómo se coarta la libertad de expresión en España.
