3118
Sigo con las gordas vean a estas dos mujeres soberbias una en el momento de voltearse para dar el culo y la otra sentada bien clavada y a punto de aplastar al dichoso que está debajo y soporta feliz el gran peso y a la que se voltea le cae el pelo como un derramamiento, y el hombre encorvado dispone la polla para meterla en la enorme masa que gira en su dirección tan cremosa que no se puede ni imaginar uno lo sabroso que será meterla ahí y el hombre y la empalada y sus grandes tetas contemplan la escena con una libertad que es tan absoluta y rotunda que se hace evidente que a nivel personal la libertad sexual es la única libertad que te hace menos chimpancé y la única que importa verdaderamente.
