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En Lanzarote voy en el coche y recuerdo el bikaner. El bikaner lo inventé yo, posiblemente sea mi mejor creación, en la India, en la ciudad de Bikaner. Un lugar espeluznante. Excepto el hotel donde nos hospedábamos que era fabuloso. La India tiene eso vas por ella que es como ir por un basurero infinito y de súbito un hotel fabuloso. Yo creé el bikaner, como les decía, en ese hotel palaciego. Hasta una bailarina núbil había en el hotel palaciego esa noche que inventé el bikaner; todo regio donde quiera que fuera la vista, pero nada como el baño de techos altísimos y cortinajes de gasa regio y su regia bañera marmórea. Y la bañera sabiamente diseñada de tal manera que en sus anchos bordes podía uno apoyar los pies de tal forma que la polla (mi polla en este caso) quedaba exactamente a la altura precisa de la boca de la afortunada sumergida en la bañera humeante y perfumada y hasta pétalos en el agua había y la distancia entre los bordes era tan perfecta y magistralmente calculada que el cuerpo suspendido sobre el agua quedaba abierto de tal forma que la afortunada dentro del agua podía cómodamente introducir su dedo profundamente en el ano de la persona acuclillada sobre ella (yo) y a la que le chupaba la polla (mi polla en este caso) y la combinación de ambos placeres el de la mamada y el del dedo dentro esa combinación absolutamente paradisíaca (no olvidar el perfumado vapor que ascendía del agua) es lo que bauticé allí mismo como un bikaner: y así ha quedado para la posteridad. Y cuando digo a alguien ¿por qué no hacemos un bikaner? ya todo está dicho pero ha de ser en una bañera como aquella si no sólo es un remedo de la felicidad. Aunque algo es algo no digo que no. Recordé el bikaner y recordé que mientras lo hacía pensaba yo aquella noche del bikaner en la núbil bailarina velada que despedía un olor entre labial y almizclado recuerdo.
Y vino todo eso a mi cerebro con la correspondiente erección mientras iba por el paisaje negro de Lanzarote lo que es el cerebro, y me dije entonces: tengo que recomendar el bikaner a mis lectores. Y eso estoy haciendo.
